domingo, 3 de abril de 2011

El origen de mis actividades en Arqueología: Herrera (Sevilla) y el poblado de Alhonoz

Mi aventura personal  en arqueología dio comienzo a finales de los años sesenta del siglo pasado. Ejercía la docencia en la localidad de Herrera al tiempo que finalizaba mi licenciatura en Historia en la Universidad de Granada.

A la vuelta de los fines de semana o de la recogida del algodón o la aceituna algunos alumnos me traían fragmentos de cerámica que encontraban en los numerosos yacimientos arqueológicos que salpican la campila del Genil, tanto en las provincias de Córdoba como de Sevilla. Estábamos en los términos municipales de Herrera y Écija, en Sevilla y de Puente Genil, Aguilar de la Frontera y Santaella, en Córdoba. Posteriormente mis prospecciones superficiales se extendieron a todo el Valle Medio del Genil en una actividad en la que llevo empeñado más de cuarenta años en los que he excavado algunos de los yacimientos más interesantes y que refundí en una tesina en la Universidad de Granada y en una tesis doctoral en la de Córdoba.

Desde el primer momento conté con la colaboración generosa de Doña Concepción Fernández Chicarro, directora a la sazón del Museo Arqueológico de Sevilla, que creyó en mi entusiasmo y preparación como para iniciar las excavaciones del poblado de Alhonoz (Herrera-Écija, Sevilla) cuyas primeras dos campañas (1973 y 1975) compartí con mi colega Manuel Perdiguero de quien aprendí las nociones fundamentales de metodología de campo.

La intervención de don Martín Almagro Basch, Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Madrid, Director del Museo Arqueológico Nacional y Comisario de Excavaciones fue decisiva al concederme una beca para un curso de Arqueología Práctica en el yacimiento del Alto Chacón en Teruel, durante el verano de 1972.

Así comenzó una andadura arqueológica en la que he encontrado personas de gran valía que han enriquecido mi conocimiento y a las que habré de aludir en diversos momentos.

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